sábado, 15 de enero de 2011

De tienda de pueblo a mercado persa


Cada año se comprueba que las navidades son menos parecidas a las de antes y, por supuesto, que fueron mejores las pasadas. Sin embargo, el poco tiempo libre que queda en esta época del año aún se utiliza para hacer recuento sobre lo hecho. Florece entonces la complacencia por lo bien hecho y los lamentos por lo dejado de hacer, de allí que nos tracemos mejores propósitos para extender el éxito y enmendar los errores cometidos.

En diciembre, aparte de la anodina rendición de cuentas, los funcionarios se dedican a explicar que, en exceso, se alcanzaron las metas propuestas, que la totalidad de los objetivos trazados se consiguieron y que todo marcha a pedir de boca.

En el ámbito local, la Administración Municipal cumplió con su obligación de rendirle cuentas a la comunidad, para ello dispuso toda la logística necesaria en el Teatro Municipal, sabedores del poco poder de convocatoria, reclutaron a los sacrificados abuelos del Centro Día Gerontológico quienes ocuparon las sillas con actitud completamente desinteresada mientras cada uno de los integrantes del gabinete desfilaba recitando sus excelentes ejecutorías durante el 2010. Este ejercicio se repitió cotidianamente en la emisora oficial.

Luego de escucharlos, cualquier desprevenido pensaría que los problemas de La Ceja se solucionaron, que el desempleo, la inseguridad, las obras de mala calidad, el hacinamiento escolar, la desnutrición, los escombros y animales callejeros son cosa del pasado.

El Jefe de Salud Pública, por ejemplo, declaró su triunfo en la guerra declarada contra los polvoreros, pues las medidas fueron tan eficaces que “sólo” resultó muerto un niño.

Rendir cuentas exige hablar de lo malo y de lo bueno, del deber y del haber, lo contrario es decir verdades a medias. Nos quedamos esperando las explicaciones acerca de la demora en la construcción del coliseo y del puente de San Cayetano, sobre la mala calidad del pavimento en la Central Integradora de Transporte, no se despejaron los cuestionamientos legales sobre la constitución de esta sociedad. Tampoco sabemos porque la extensión de la calle 20, que desemboca en la CIT, esta siendo repavimentada sin darla al servicio de la comunidad y que se piensa hacer para erradicar definitivamente la fabricación de pólvora para bienestar de todos los cejeños y especialmente de unas personas que no tienen la culpa de haber nacido en hogares de polvoreros.

Espero que dentro de los propósitos que se tracen para el 2011 incluya la aclaración de las denuncias presentadas por la conformación de la Central Integradora de Transporte, que se corrijan definitivamente las fallas constructivas de la terminal cuyo pavimento es desastroso, que los contratos se adjudiquen a los mejores en su ramo y no a los más amigos así salte a la vista la mediocridad de sus obras, ojala se nos explique que se va a hacer para solucionar el grave problema de estacionamiento que hoy padecemos los usuarios de la terminal y de la Secretaria de Tránsito.

¿Qué ocurrirá en materia de parqueo si algún día entra en funcionamiento el coliseo de San Cayetano y donde están los parqueaderos de la nueva sede de las Empresa Públicas o Punto CIEM?, porque desde ahora presagio que el tráfico en ese sector va a ser caótico especialmente cuando haya eventos simultáneos en CIEM y en el teatro Municipal, pues entonces se demostrara que La Ceja no es tan organizada como una tienda de pueblo, como lo asegura una concejala, sino que es un mercado persa.


COLUMNA DE OPINIÓN
Jhon Jairo Echeverry Salazar

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