Más frecuentemente de lo que mi gusto tolera tenemos que soportar las campañas electorales. Esta actividad tiene facetas propias de la actividad circense, así podría desarrollarse una función:
El pregón corresponde a cada candidato, empiezan los políticos a atosigarnos con su publicidad. Pegan afiches en lugares prohibidos, fachadas, edificios públicos, monumentos históricos, señales de tránsito, etc. Se acuerdan que tienen amigos y empiezan a buscarlos por todos los medios: e-mail, facebook, celular, teléfono fijo, van hasta nuestro trabajo, nos abordan a la salida de la misa dominical con el consabido “¿Qué te habías hecho? ¿Dónde estabas tan perdido?”. Ofertan su excelente hoja de vida, sus ejecutorias pasadas y lo que harán en su próximo turno en el escenario.
El primer número del espectáculo, es el de los saludos. Los candidatos cambian de actitud, exhiben la más fingida de las sonrisas y van por las vías públicas dando la mano a cuanto ciudadano del común se encuentran en cafeterías, escenarios deportivos, semáforos y plazas de mercado, mientras por dentro se les revuelve el estomago por tener que soportar el olor a sudor de esas nobles gentes trabajadores a quienes luego se les esconden para no cumplirles sus compromisos de campaña.
Las risas corren por cuenta de Lucho Garzón, el chabacano, quien despotrica a diestra y siniestra de sus competidores con destemplados chascarrillos y pregona la transparencia del Partido Verde, el mismo del no todo vale, olvidando que él esta siendo investigado por su gestión (contratos) como Alcalde Bogotá.
El malabarismo le corresponde a Aníbal Gaviria Correa, quien montado sobre una bicicleta, en un verdadero acto de osadía, se presentó a la comuna 13 a inscribir su candidatura a la Alcaldía de Medellín. Para ello se hizo acompañar de Eugenio Prieto, a quien Noticias UNO incluyo como uno de los senadores que más ha faltado a las sesiones del Congreso. Sólo en el circo de las elecciones se podrá ver a estos personajes arriesgando su vida en la comuna más peligrosa que tiene hoy Medellín.
La parte comercial, ventas al interior de la carpa, corre por cuenta del Gabriel Jaime Rico que prometió darle un beso a cada una de las damas que lo acompañara a celebra el día de la mujer, ¿a cuantas de ella saluda de beso en tiempo frio? es decir cuando no hay función (campaña).
El Director Nacional del Partido Liberal, con su figura de ultratumba, pone la dosis de misterio. Este siniestro personaje, de quien Tola y Maruja dijeran que tiene más carisma un supervisor de Juegos Rifas y Espectáculos, demuestra que conoce muy bien la norma que obliga a los partidos a contar con una tercera parte de mujeres en las listas para corporaciones públicas y por lo tanto anuncia al público femenino que "Las que se quieran inscribir en las listas liberales no requieren de apoyo o palancas políticas, basta que tengan apoyo de una organización social comunal o de mujeres", como una explicación no pedida es una culpa aceptada, debemos interpretar que siempre se han necesitando, y se seguirán manejado, palancas para estar dentro de las listas rojas.
Para finalizar el acto, por el momento, se puede observar la plasticidad de los hombres de Mockus en La Ceja, quienes, con tal de ganar, se amoldan fácilmente a cualquier vieja estructura partidista. Como verdaderos contorsionistas, otro requisito del político colombiano, en un abrir y cerrar de ojos pasaron de ser una verdadera esperanza, con su intención de sanear la política, a ser otros más del montón a quienes solo les interesa el poder, antes de que el espectador se de cuenta pasan del NO TODO VALE, al maquiavélico dogma de que EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS.
Así que ocupen sus puestos porque, ahora si es en serio, la función ha comenzado.
COLUMNA DE OPINIÓN
Jhon Jairo Echeverry
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