Sería lo normal, deseado y esperado, en un proceso de aspiración al Concejo Municipal, que los candidatos o postulados tengan un trabajo comunitario, una experiencia en trabajo social, ejercicio de liderazgo, profesionalismo, experiencia, o cualquier otra actividad que implique interacción con el ciudadano de a pie, y lo más importante reconocimiento en las comunidades. Esto es un proceso serio, que no se da de la noche a la mañana y cuya intención es premeditada por quién desee llegar al Concejo para el próximo periodo de gobierno. Hacemos este encabezado, porque nos resulta extraño, insólito e increíble que en sólo tres días aparezcan 30 candidatos nuevos que se suman a una de las campañas políticas para la alcaldía de La Ceja. O extraño lo hacen parecer cuando lo dicho se aleja de cualquier contexto real.
Un comunicado oficial de la campaña de Gildardo Lopera indica que para el pasado 1 de junio el candidato se reuniría con más de 70 aspirantes al Concejo, cuando en realidad y según las fotos que publicaron en su facebook, los asistentes no sobrepasan los 40. A los dos días siguientes anuncia en un medio radial local que su lista supera los 80 y al próximo día, viernes 3 de junio, en el evento que organizó la candidata a la Asamblea Departamental Luz Mila Urrego, Lopera afirmó abiertamente ante los asistentes, que lo acompañaban cerca de 100 candidatos al Concejo. Hagamos cuentas: en tres días, su lista pasó de 70 a 100.
Una cosa es cañar en política, otra muy diferente es mentir o inventar cifras por doquier. No sabemos de dónde surgen estos nuevos candidatos porque la mayoría de Partidos Políticos que entregan avales para los Concejos Municipales cerraron sus fechas de inscripción de candidatos en abril.
Los candidatos deben dar ejemplo, más áun en tiempos de campaña. La gente escucha, retiene y graba.
EDITORIAL
Entre Ceja y Ceja
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