Uno no sabe en qué términos referirse, porque son tercos, porfiados, insistentes, rebeldes, y más aun, violentan la Ley. En La Ceja, es evidente el número de propaganda que circula, que llega y que está establecida en sitios específicos: públicos y privados.
El artículo 24 de la Ley 130 de 1994 dispone el uso de propaganda electoral durante los tres (3) meses anteriores a la fecha de las elecciones, es decir, el 30 de julio del presente y, aunque el presidente Santos no haya sancionado la reforma política, esta Ley es para respetarse y cumplirse.
Los adhesivos y afiches son el común en La Ceja, aunque algunas campañas han exagerado más que otras en su distribución; sin embargo, la cantidad no las exime del cumplimiento a la norma que contempla la Constitución.
La mayoría, por no decir todos, excusaran su proceder fundamentándose en el artículo 23 de esta misma Ley, apartado que habla de la divulgación política y que permite hacerla, según las especificaciones del artículo, en cualquier tiempo.
Pero no pretenderán los aspirantes a la Alcaldía de La Ceja meter el dedo a la boca a los entes encargados de regular y sancionar este tipo de acciones, argumentando que la publicidad política que reparten por doquier, no es propaganda electoral; sino que se trata de reconocimiento. Basta con la imagen del candidato y el logo del movimiento, colectividad o partido político que lo acompaña para inferir que se trata de material dirigido a lograr votos.
Esta justificación es acomodada a lo que dice la Ley, porque es claro que la finalidad de las campañas y candidatos que saturan con estos elementos, antes de la fecha permitida, es obtener apoyo electoral.
Como están las cosas, no es correcto ni ético, que los aspirantes traten de conmover con sus propuestas de gerencia transparente, cuando en plena campaña y proceso político lo que hacen es saltarse, evadir e ignorar la ley electoral.
EDITORIAL
"Entre Ceja y Ceja"
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