El Concejo Municipal de La Ceja, en las sesiones del mes de agosto, decidió negar el proyecto de acuerdo por medio del cual se facultaba al Alcalde para gestionar un empréstito por la suma de $500’000.000 destinados a la compra de un lote de terreno contiguo a la Institución Educativa La Paz. El propósito es disminuir el hacinamiento posibilitando que los miles de estudiantes de esta institución tengan una zona verde donde descansar después de las extenuantes jornadas académicas.
Varias personas han salido a manifestar su opinión acerca de las razones por las cuales se hundió el proyecto, veamos: La Concejala Luzmila Urrego, quien fue la autora del mismo y hace parte del grupo minoritario, de cinco concejales, que apoyan al Alcalde, indignada manifestó que los concejales no piensan en el bienestar de la comunidad sino en sus intereses particulares.
El Concejal Hernando Ramírez Bedoya, que hace parte de la coalición mayoritaria, de ocho concejales, que no apoyan al Alcalde, explicó que su voto fue negativo porque no tenían suficiente información acerca del valor real del inmueble, del objeto de la negociación, etc. etc.
El rector del colegio, resignado, manifestó que tocaría otras puertas para concretar su sueño de ampliar la planta física de La Paz.
Y el señor Daniel Castro, quien fue aspirante y seguramente aspirará de nuevo a ser concejal, se mostró confuso porque “al proyecto ya le había dado visto bueno el Alcalde”.
Ahora me atrevo a exponer lo que pienso sobre el porqué del fracaso de esta iniciativa: Cada uno de los concejales parece tener una explicación válida sobre sus razones para votar a favor o en contra. El rector asumió el asunto con cabeza fría, inteligentemente, sin discutir con las partes ya que esto empeoraría las cosas.
Y a mi amigo Daniel tengo que aclararle que la única razón, o sinrazón, para que el proyecto fuera negado radicó precisamente en que el Alcalde le había dado el visto bueno, por lo tanto sus opositores tenían la obligación de rechazarlo.
Pero no se preocupe (o para que se preocupe más) hombre Daniel que si hubiera sido al contrario, es decir, que el proyecto de acuerdo hubiera sido presentado por un opositor del Alcalde y los amigos de este último fueran la mayoría, él (Alcalde) hubiera dado la orden para que lo negaran y así hubiera sido sin poder chistar, además porque al grupo de concejales amigos del burgomaestre lo que menos les interesa es llevarle la contraria y hacerlo enojar, por el contrario aceptan al pie de la letra sus órdenes como si éste hubiera sido quien los eligió.
Esa es la política del “Honorable” Concejo Municipal.
Varias personas han salido a manifestar su opinión acerca de las razones por las cuales se hundió el proyecto, veamos: La Concejala Luzmila Urrego, quien fue la autora del mismo y hace parte del grupo minoritario, de cinco concejales, que apoyan al Alcalde, indignada manifestó que los concejales no piensan en el bienestar de la comunidad sino en sus intereses particulares.
El Concejal Hernando Ramírez Bedoya, que hace parte de la coalición mayoritaria, de ocho concejales, que no apoyan al Alcalde, explicó que su voto fue negativo porque no tenían suficiente información acerca del valor real del inmueble, del objeto de la negociación, etc. etc.
El rector del colegio, resignado, manifestó que tocaría otras puertas para concretar su sueño de ampliar la planta física de La Paz.
Y el señor Daniel Castro, quien fue aspirante y seguramente aspirará de nuevo a ser concejal, se mostró confuso porque “al proyecto ya le había dado visto bueno el Alcalde”.
Ahora me atrevo a exponer lo que pienso sobre el porqué del fracaso de esta iniciativa: Cada uno de los concejales parece tener una explicación válida sobre sus razones para votar a favor o en contra. El rector asumió el asunto con cabeza fría, inteligentemente, sin discutir con las partes ya que esto empeoraría las cosas.
Y a mi amigo Daniel tengo que aclararle que la única razón, o sinrazón, para que el proyecto fuera negado radicó precisamente en que el Alcalde le había dado el visto bueno, por lo tanto sus opositores tenían la obligación de rechazarlo.
Pero no se preocupe (o para que se preocupe más) hombre Daniel que si hubiera sido al contrario, es decir, que el proyecto de acuerdo hubiera sido presentado por un opositor del Alcalde y los amigos de este último fueran la mayoría, él (Alcalde) hubiera dado la orden para que lo negaran y así hubiera sido sin poder chistar, además porque al grupo de concejales amigos del burgomaestre lo que menos les interesa es llevarle la contraria y hacerlo enojar, por el contrario aceptan al pie de la letra sus órdenes como si éste hubiera sido quien los eligió.
Esa es la política del “Honorable” Concejo Municipal.
John Jairo Echeverry Salazar
COLUMNA DE OPINIÓN
COLUMNA DE OPINIÓN
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