La ciudad - región que exige el presente y reclamará el futuro

El Concejo de Medellín ha manifestado una serie de inquietudes surgidas a raíz de la construcción del Túnel de Oriente; pero son preocupaciones acerca de lo que va a ocurrir con la capital; nunca se ha pensado en lo que pueda pasar con los municipios, léase poblaciones del oriente cercano, que de ser la más hermosa región del departamento puede llegar a convertirse en el peor de los vivideros, todo por la falta de planeación adecuada del desarrollo territorial.

Las oficinas de planeación tienen que asumir un rol protagónico, hoy su papel se reduce a expedir conceptos para el funcionamiento de establecimientos abiertos al público y licencias de construcción. La tarea de proyectar el crecimiento ordenado de la región se le ha encomendado a las asociaciones de municipios, figura que ha fracasado rotundamente, obsérvese que incluso el Municipio de La Ceja se retiró, acertadamente, de MASORA.

Por eso quiero atreverme a recomendar a nuestro próximo mandatario que acoja la propuesta del Arquitecto Urbanista Luís Ignacio Franco Restrepo, quien en la separata dominical Generación del Periódico El Colombiano del 7 de agosto, sugirió:

“Quisiera entonces proponer desde estas líneas que la mejor manera de visionar y planear nuestra ciudad es por medio de la conformación de un grupo de expertos multidisciplinarios que incluya a urbanistas, sociólogos, abogados, economistas y representantes de otras disciplinas, que inciden en la planeación integral de una urbe. Un equipo completamente autónomo e independiente de colores o intereses políticos, para que al articular sus saberes, sus decisiones y sus propuestas tengan que ser adoptadas por el gobernante de turno y los que vengan en el futuro. Esto nos liberaría de iniciativas populistas y electorales que lo único que buscan es llevar a sus proponentes al poder, para después dejar la sobras y las propuestas que los ubicaron en estos cargos a medio hacer, dejándolas a mercedes de la voluntad de la siguiente administración, que determinará si continúa o no, dependiendo de cuotas partidistas y politiqueras, y sin calcular los daños y perjuicios que esta actitud tiene para la sociedad.”

“Hablando de región y soñando con que esta solicitud algún día fuera adoptada, convocaría a esta mesa no solo a los representantes de los diez municipios que conforman el área metropolitana y dejaría de concebir la región únicamente con los municipios de comparten la cuenca hídrica del río Medellín, involucraría también los otros dos niveles naturales de la ciudad que tenemos: el Valle de San Nicolás, por el oriente, y el Valle del río Cauca, por el occidente. Tenemos que adelantarnos a los hechos que ya aparecen frente a nosotros, de eso trata la planeación y la visión de ciudad-región que hoy nos exige el presente y que nos reclamará el futuro.”

Que bueno que se recogiéra esta idea y empezáramos a desandar el camino para enmendar las faltas. Los dirigentes del Valle de Aburrá declaran al Valle de San Nicolás como el segundo piso de Medellín, es decir, lo consideran parte de su propiedad y uno en su predio puede hacer, sin permiso, muchas cosas inconvenientes para el vecindario. Ese apelativo que parece una dádiva, en realidad es una sentencia que conlleva un gran peligro. Nuestros dirigentes del oriente se han engolosinado con el halago. Se han tragado la carnada.

Es doloroso ver como propuestas que pueden cambiar, para bien o para mal, el rumbo de esta hermosa región, poco o nada tiene en cuenta a las comunidades locales. Nos quieren imponer un túnel, (cuya importancia no desconozco pero cuya conveniencia ignoro) y nosotros indiferentes, nos quieren unir con la región del Occidente y hacemos mutis por el foro. Considero que esta es la oportunidad de sumarnos a una causa común que, aunque liderada desde Medellín, nos llevaría a un estado superior en materia de desarrollo físico, elemento primordial para un verdadero bienestar comunitario.

COLUMNA DE OPINIÓN

Jhon Jairo Echeverry Salazar